La cara A de tener niños pequeños que siempre madrugan es que se aprovechan mucho más los fines de semana. Cuando uno sale de casa antes de las 11 de la mañana el día se hace mucho más largo y la sensación es de que nos da tiempo sino a todo a casi todo.
Nuestro domingo empezó con una paseo en familia por la playa. Mejor plan imposible.
Mi pequeño explorador jugó todo lo que quiso por la arena. Se acercó a la orilla a ver las olas y saltar la espuma y recogió flores para su mamá. Y cuando ya no pudo más pidió la sillita y se echó a dormir.
Así que mientras Enzo dormía (con carita de estar en la gloria) nos recorrimos la playa hablando de todo y de nada, y como el peque estaba disfrutando tanto de su siesta y no tenía muchas ganas de despertar nos dío incluso tiempo de ir a tomar el aperitivo.
Pasamos un rato genial.
Espero que todos hayáis tenido un fín de semana estupendo.
Feliz lunes y buena semana!
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