Nunca me ha gustado pasar los domingos en casa. Me gusta salir y estirar el fin de semana lo máximo posible. Pero si encima hace sol, me falta el tiempo para saltar de la cama y salir a disfrutar de la calle.
Y el día de ayer, después de tanta y tanta lluvia y tantos días grises ha sido como un auténtico soplo de aire fresco. No os imagináis lo que lo necesitábamos.Saltamos de cama, un poco más tarde de lo habitual (thanks God) y empezamos nuestra jornada callejera con un poco de parque.
Enzo se encontró con un chico que estaba bailando una peonza y ya no se separó de él. Si no cambia mucho la cosa sé que es un juego que le va a encantar porque siente fascinación por todos los juguetes y artilugios que dan vueltas. Y así pasó un buen rato mirando, totalmente alucinado. El encantado por lo que estaba viendo y por estar al lado de un mayor y el mayor por tener un publico tan agradecido para el que lucirse.
Después fuimos a comer con amigos a uno de los nuevos locales de moda en A Coruña. Se llama EL VALENTIN y está en la Plaza de San Agustín. Habíamos estado en la terraza tomando algo por que es un sitio ideal para que los más pequeños jueguen en la plaza sin peligros de ningún tipo pero todavía no habíamos probado la cocina. Nos encantó. Comimos fenomenal. Yo elegí un bagel de salmón que sabía 100% a New York, riquísimo. El trato del personal fué excelente. Nos prepararon una mesa super amplia para cuatro mayores y tres carritos (lo cual no siempre es fácil) y aún encima nos invitaron a los cafés, un detalle que en estos tiempos dice mucho para mi. Vamos a volver seguro.
El local es encantador, muy acogedor, con una decoración llena de detalles muy cuidados y un suelo de baldosa hidráulica que es mi debilidad.^^Hasta los más pequeñitos se sintieron como en casa^^
(Detalle de la selección de lámparas. Preciosas.)
Y después de comer los mayores y de siestear los peques nos dirigimos al Poblado de Navidad de María Pita. A los peques les encanta y a los mayores no nos queda más remedio que dejarnos impregnar por todo ese ambiente navideño y armarnos de paciencia para aguantar colas de más de treinta minutos para dar una vuelta en el carrusel o en el trenecito. Todo sea por ver sus caritas de satisfacción al estar por fin montados en los caballitos...
Otro tema es ya la guerra que empieza justo después de que se acaba la vuelta y les hay que explicar que se ha acabado la ficha y se tienen que bajar...pero eso casi que no lo vamos a mencionar...
En fín que pese a las colas, las impaciencias, los momentos de "tierra trágame" en medio de la marabunta cuando Enzo decide irse por su cuenta a mirar las musarañas y lo pierdes durante medio minuto de vista, los niños que se ponen tiesos porque no se quieren subir al carrito... LO PASAMOS FENOMENAL y todavía tuvimos tiempo y fuerzas para cerrar nuestro domingo con un buen chocolate con churros.
Espero que hayáis tenido un fin de semana 10!
Esta semana es especial así que vamos empezarla con la mejor de las energías.
