Cuando por fín me he decidido a sentarme tranquilamente y escribir este post no he podido evitar el quedarme totalmente boquiabierta al ver la fecha de mi última entrada...
Mis más sinceras disculpas para aquellas personas que pese a mi ausencia han seguido pasándose por aquí e interesándose por este pequeño corner de nuestra vida. Gracias de corazón.
No hay ninguna razón que haya justificado todo este tiempo sin escribir así que no voy a inventar excusas ni alargar mi alegato más de la cuenta. Lo que cuenta es que estoy aquí, con muchas ganas y ánimos renovados y espero y deseo que sea así por mucho tiempo.
Dicho esto, hoy quiero enseñaros unas fotos de hace un par de semanas cuando visitamos el Aquarium Finisterrae, La Casa de los Peces de A Coruña.
Hacía tiempo que teníamos ganas de llevar a Enzo a conocer el Aquarium - La Casa de los Peces. Habíamos pensado en aprovechar la semana de la ciencia, porque todos los museos científicos de la ciudad son gratis pero (siempre hay un pero) una infección de garganta nos vino a estropear los planes.
Al principio nos sentimos super chafados. Toda la semana preparando al peque para la visita, hablándole de los pececitos que íbamos a ver... pero al final, mira tu, incluso me alegré de no haber ido ese día. Porque ya se sabe lo que pasa cuando algo es gratis y encima ese día llueve... No hubieramos podido disfrutar ni la mitad de lo que lo hicimos por culpa del abarrote de gente y las colas que hubo esos días.
Así que como se dice no hay mal que por bien ni venga. Retrasamos nuestra visita una semanita, pagamos nuestra entrada religiosamente pero a cambio disfrutamos de un día estupendo, incluso con sol y tuvimos el Aquarium prácticamente para nosotros solos.
Enzo estaba super emocionado sobre todo cuando fuimos a ver como daban de comer a las focas. Me decía "mira mami son mis amigas" y las miraba con los ojos como platos. Me fascina ver en sus ojos la emoción y la ilusión de las primeras veces. Es mágico.
El Acuarium tiene una parte muy interactiva de la que obviamente no disfrutamos porque Enzo es todavía demasiado pequeño. Pero si lo hizo, y muchísimo, mirando todas las peceras y los "enormes peces" como el les llama. Y que decir de tener la sala Nautilus enterita para nosotros solos...lujazo total. Lo pasamos los tres fenomenal.
Un plan más que perfecto para una mañana de sábado.
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