En mi opinión no hay nada más reconfortante, tanto para el cuerpo como para la mente, que un buen paseo mañanero por la playa. Y si encima hace sol y te acompañan tus dos personas preferidas la combinación no puede resultar más perfecta.
Así que el domingo, a pesar de no encontrarme todavía demasiado bien nos acercamos hasta la Playa del Pedrido. Fué una idea estupenda y el paseo me sentó la mar de bien. La sensación de primavera era total... que brisa tan rica, que gusto sentir estos primeros rayos de sol de la temporada.
A Enzo le pusimos sus botitas de agua para que pudiese correr y jugar con libertad y por supuesto lo hizo. No paró un segundo. Cuanto disfrutó corriendo, saltando en las pozas que dejaba la marea al bajar, escapando de las olas. Todo el rato decía "mas, mas..." Y nosotros felices de verlo tan feliz. Es muy importante para nosotros que aprenda a disfrutar de la naturaleza, de los paseos al aire libre...
Mi pequeño explorador recogió conchas con su papá y como se puede ver las examinó todas muy detenidamente, con la curiosidad de quien ve una cosa por primera vez.
Nada mejor para terminar una semana complicada que pasar un buen rato con estos dos. Ellos siempre son capaces de sacarme la mejor sonrisa.
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